LE MOVIE. LES LÈVRES ROUGES (1971)

 

El cine de terror es siempre una buena instancia para descubrir estilos e influencias, sobre todo cuando proviene de los '60 o 70's. Es en esta época en la que protagonistas y víctimas no sólo se enredan en tramas vampirescas o de asesinato, sino también lo hacen con un guardarropas envidiable. Daughters of Darkness o Les lèvres rouges (1971) es una película dirigida por Harry Kümel, el mismo tras el lente de otra cinta clásica de horror, Malpertius (1974). En esta oportunidad, la dulce hada de la cinta Peau d' âne (1970), se transforma en una sensual vampira con un gusto exquisito: Delphine Seyrig. Cabello rubio platinado, plumas y vestidos de noche además de marcados labios rojos, tal como lo dice el título, forman parte de la cinematografía de una historia donde un joven matrimonio se ve atrapado en una mansión con la condesa Bathory y su amante, Ilona (Andrea Rau).

 

Poco a poco, la ambientación oscura da paso a una refinada fotografía que destaca junto al vestuario. Filmada sólo de noche, la trama supone un regreso a los instintos sexuales que fluyen de fuerte manera entre los vampiros, que parece inspirar a otra cinta famosa que también mantiene la estética y el sexo como parte importante de la historia: The Hunger (1981), con Catherine Deneuve y David Bowie. Aunque la trama podría suponer escenas explícitas en todo momento, en Daughter of Darkness toda escena que involucra mostrar esos instintos se filmó con elegancia, destacando la de la propia Seyrig. Si aun no conoces una historia de vampiros que salga un poco de lo común, esta película es una excelente forma de conocer el poder de la estética de las cintas europeas de esa década, que incluso se mantuvo a la hora de filmar cintas de corte erótico en aquellos años.

Bernard Perris, el famoso diseñador parisino que lanzó su casa de modas en 1969 es el encargado de vestir a la condesa Bathory. Vestido de organza rojos, bufandas de seda, trajes ajustados en plateado y piezas para la cabeza forman parte de la imagen poderosa de la protagonista, la que Perris mantiene en todo momento como una femme fatale moderna, lista para salir a una fiesta. En los '80, Perris también vestiría a Charlotte Rampling y otras actrices, pero es con Seyrig donde se consagra.