INSPIRATION. PARIS

No es ningún secreto que el cine, los artistas y autores se han alimentado constantemente de la inspiración que produce una ciudad tan legendaria y viva como Paris. Pero uno de los más notables ejemplos es la debilidad que Hollywood ha demostrado, produciendo una serie de films situados bajo la Ciudad de la Luz, muchos de los cuales se escribieron como musicales en pleno apogeo del género hacia los años '40 y que tuvieron su punto cúlmine en Paris Je t'aime (2006), verdadero film promocional de una ciudad emblemática. Las locaciones han sido constantemente ocupadas de manera recurrente a través de las décadas, ya sea como telón de fondo para un baile, una historia de amor o un viaje de autodescubrimiento.

El amor es a menudo el tema más recurrente y que mejor refleja lo que significa vivir y morir en Paris. La música de Edith Piaf, las calles que recuerdan una época de oro y reyes y los puentes que permiten una vista privilegiada de sus aguas han dado paso a algunas de las más legendarias cintas. En 1961 Paul Newman y Joanne Woodward llevaron su propia historia de amor al cine con Paris Blues, una de las cintas que mezcla el fervor del jazz y lo bohemio con el amor y el desencanto, junto a una aparición especial de Louis Amstrong. En 1964 volverían a repetir a la emblématica pareja con una historia muy diferente: A new kind of love, una moderna y divertida comedia romántica donde la moda también ocupa un lugar importante gracias al trabajo de la Woodward y el reflejo de los nuevos tratamientos de belleza femeninos que se muestran en la cinta.

Audrey Hepburn visitó varias veces el paraíso europeo para filmar. Lo hizo en la romántica dupla con su ex William Holden en Paris when it sizzles de 1964, pero primero como viaje de reflexión y madurez para su rol de Sabrina Fairchaild en la película homónima de 1954, la que tuvo su remake en 1995 con Julia Ormond como protagonista y con Paris tomando un lugar mucho más importante en la trama. La moda también se asomaba a través del trabajo que Ormond debía desempeñar con su rol de asistente de Vogue, la famosa publicación en su versión francesa, y el autodescubrimiento iba a la par con el revelar los paisajes más inspiradores de la ciudad a través de la fotografía.

En Funny Face, ya Hepburn se permitió bailar y conocer lo que significaba el lado artístico y verdaderamente bohemio de fines de los '50, con sus poetas, cafés y estilos, junto a la exuberancia de Hubert de Givenchy en los outfits que modelaba perfectamente para la trama. Pero si existe alguna película que trate de manejar el concepto de moda y Paris como uno solo es Pret - a - porter de Robert Altman. A pesar de las dispares críticas, el ejercicio de develar el mito del mundo de la moda y sobre todo, de los participantes de uno de los centros más grandes de esta maquinaria, esta complementado con verdaderas leyendas del cine y los mejores diseñadores del mundo bajo la torre Eiffel.

Quizás una de las más dispares tramas que toma como testigo a Paris debe ser Bitter Moon (1991) de Roman Polanski. En una retorcida historia de amor y odio, Peter Coyote y Emanuelle Seigner invitan a pasear por las calles de piedras, a conocer los cafés, a tomar el transporte público y a la tortura de una relación quebrada por el deseo o la falta del mismo. Mientras otros como Ethan Hawke y July Delpy en Before Sunset, la continuación de la cinta de Linklater, recorren en un día las mismas calles que Newman y Woodward para recordar viejas pasiones que aun están encendidas, Paris se vuelve el reino de cuento de hadas en Amelie (2001), donde los colores y la vida de la ciudad toma aun más forma de manera espectacular, para recordar una vez más que el amor existe.